viernes, 11 de enero de 2013

Continua el holocausto del pueblo español.

Un año más la tasa de natalidad española sigue por debajo del nivel de sustitución, situándose en 1,36 hijos por mujer, una de las más bajas de Europa (excluyendo a las inmigrantes la tasa es aún menor). Baja el número de matrimonios y también se sigue retrasando la edad de los mismos, así como la edad para ser madre por primera vez.


En la actualidad nacen 470.000 niños al año en España, 100.000 menos de los que nacían hace treinta años. La situación se ha prolongado durante tanto tiempo que incluso la tasa de sustitución (2 hijos por mujer) sería insuficiente, por lo que habría que aumentar el número de nacimientos anuales en 280.000 más. La actual situación es insostenible y no sólo para sostener el Estado de Bienestar como dicen los izquierdistas o para pagar las pensiones como dicen los liberales, sino para algo mucho más importante: la supervivencia de la sociedad y de la nación española.

 Con la actual crisis no parece que la cosa vaya a mejorar sino todo lo contrario. Con un 50% de paro juvenil y con cientos de miles de jóvenes volviendo a vivir con sus padres, es difícil que vayan a tener más hijos. Incluso los que trabajan es poco probable que vayan a hacerlo. Las reformas laborales neoliberales de los últimos tiempos, aumentando la precariedad y la temporalidad en el trabajo, disminuyendo el poder adquisitivo de los trabajadores obligando a trabajar al hombre y a la mujer del matrimonio, con jornadas demasiado largas, con demasiados empresarios poniendo todo tipo de trabas a las mujeres embarazadas... con todo eso la natalidad va a seguir bajando. La incorporación de la mujer al mercado laboral, es algo negativo para la natalidad, y más, cuando ni siquiera va acompañado de medidas reales de conciliación. En otros países de Europa, la tasa de actividad femenina es mayor que en España pero en cambio tienen más hijos que aquí.

Pero no nos engañemos, hay más razones que las económicas y las laborales. El marxismo cultural dominante en los partidos y en los medios de comunicación, con su guerra entre sexos, su  materialismo, su política homosexualizadora, su eliminación del componente no material de la existencia humana, su ridiculización de la familia y de la maternidad, su anti-nacionalismo (fobia que comparte con los neoliberales) que lleva a una parte considerable de la población española a niveles de auto-odio patológicos...todo esto acaba haciendo que la gente no quiera tener hijos, incluso aunque tenga una buena posición económica, como ocurrió durante los años de aparente bonanza económica.

La prueba de que no todo es economía es que los inmigrantes marroquíes, con tasas de paro muy elevadas, tienen una natalidad superior a la de los españoles. Es verdad que el hecho de que todos sus gastos estén a cargo del contribuyente español influye, pero también es verdad que la inmigración musulmana no está (todavía) contaminada de marxismo cultural.

Las políticas públicas tampoco ayudan. España sigue siendo uno de los países de Europa que menos gasta en ayudas a la familia, situación que se mantiene (incluso se agrava) cuando gobiernan los “defensores de la familia” del PP. Suponemos que cuando en el PP hablan de defender a la familia se refieren a la suya propia, ya que no paran de enchufar a hermanos, primos, tíos y sobrinos en todo tipo de cargos públicos.

De la misma manera que el PP sigue sin tocar la Ley del Aborto, habiendo llegado en este momento a la cifra de casi 1,7 millones de abortos desde que se aprobó la primera ley en el año 1985. Igualmente, el PP sigue sin tocar una sola coma de todas las leyes ideológicas del PSOE, cuyo origen está en el mismo marxismo cultural.

La situación va a seguir igual. Los 350 señores que se sientan en el Parlamento Nacional ya han decidido que la solución al problema es seguir importando de manera infinita población de ese pozo sin fondo que es el Tercer Mundo, población que irá sustituyendo de manera gradual a la población autóctona española hasta su total exterminio en unas pocas generaciones. Marxistas culturales y neoliberales económicos coinciden en este punto fundamental. Para ellos las personas somos perfectamente intercambiables. Si desaparece la población española se cambia por otra y aquí no ha pasado nada. Pero ¿de verdad no pasará nada?.

En resumen, si queremos acabar con el holocausto demográfico español hay que tomar muchas medidas, pero la primera debe ser erradicar de la sociedad las dos ideologías, que también se complementan, que lo han provocado: el marxismo cultural y el neoliberalismo económico.


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