sábado, 31 de agosto de 2013

La inmigración masiva e ilegal: un desastre nacional

Hace unas semanas se publicaron las cifras sobre el número de cotizantes a la Seguridad Social en España a principios de año y las cifras no pueden ser más preocupantes. El número ya baja de los 17 millones, exactamente hay 16.946.237 cotizantes, de los cuales, 1.690.186 son inmigrantes, es decir, aproximadamente un 10% del total de cotizantes y tan sólo el 28% de los inmigrantes totales que hay en España.

¿Puede un país con más de cinco millones de parados sostener a siete millones de invitados?

Pero hay que decir que, al ser sus sueldos bastante más bajos que los de los españoles, la aportación de sus cotizaciones también lo es, así que realmente no aportan el 10% de los ingresos del sistema, sino bastante menos. En concreto, según la Encuesta de Población Activa, en España hay una población activa de algo más de 23 millones de personas, de las que 19,5 millones son españoles y 3,5 millones extranjeros, lo que nos da que siendo el 15,3% de la población activa, son sólo el 10% de los cotizantes. Es cierto que los 19,5 millones de españoles incluyen a inmigrantes nacionalizados, pero ni siquiera así los extranjeros llegan a ser el porcentaje de los cotizantes que les tocaría según su población.
En cuanto a los cifras de desempleo, los datos aún son peores, según la misma EPA del cuarto trimestre del 2011, el paro inmigrante roza el 35% (más de 1.200.000) algo inaudito en un colectivo que supuestamente viene a trabajar “donde los españoles no quieren”. En cambio, el paro entre los españoles es del 20,7%, aunque el porcentaje es especialmente elevado entre los jóvenes españoles, debido en parte a que la inmigración ocupa los trabajos que siempre han hecho los jóvenes autóctonos. En algunos colectivos como el marroquí o el argelino, la tasa de paro supera el 50% en algunas comunidades.

Los datos de la declaración de la renta son aún más escandalosos. No hemos podido encontrar datos de los últimos años de declaración del IRPF (quizá es que no interesa que se sepan). El último año del que hemos encontrado datos es del 2007. Más aún a nuestro favor, ya que fue el último año de buena marcha de la economía, por lo que se supone que es un año en el que los inmigrantes aportarían mucho en este concepto. Nada más lejos de la realidad. Tirando muy por lo bajo (ya que es imposible saber  el número real de extranjeros que hay en España) había unos 5,5 millones de inmigrantes por entonces. De ellos, hicieron la declaración de la renta apenas 885.774, es decir, sólo el 17,7% del total ¿el motivo? La inmensa mayoría cobra sueldos tan bajos que no llegan al mínimo necesario para hacer la declaración de la renta. En cambio, ese año hicieron la declaración 17,8 millones de españoles (el 44% del total de la población española). No sólo eso, cada español aportó de media un 33% más que un inmigrante. De los españoles, 13 millones tuvieron una cuota positiva aportando 63.800 millones de euros mientras que los inmigrantes aportaron apenas 1.560 millones. Es decir, los españoles aportaron más del 97% de la recaudación y los inmigrantes menos del 3%. Suponemos que en los años recientes los datos no serán muy diferentes.

En cuanto a otros impuestos como el IVA, también el porcentaje del total recaudado por la contribución de la población extranjera es menor en relación a su población. La respuesta es sencilla. Primero, salarios bajos son consumo bajo y, segundo, en muchos casos consumen lo mínimo en España porque lo que les interesa es enviar el máximo dinero posible a sus países de origen. En concreto, sólo del año 2006 al 2010 (en plena crisis) se han esfumado de España en forma de remesas 37.800 millones de euros. Si en vez de inmigrantes esos trabajos hubieran sido ocupados por trabajadores nacionales ese dinero no se hubiera ido fuera.

La inmigración masiva sólo ha servido para perpetuar un modelo económico tercermundista de bajos salarios y trabajo precario creando una burbuja inmobiliaria que ha hecho ultra-millonarios a unos pocos y nos ha endeudado y arruinado a todos los demás.

En resumen, apenas el 28% de los inmigrantes cotizan a la seguridad social y poco más del 17% hace la declaración de la renta (en la actualidad seguramente este porcentaje es incluso menor), pero el 100% tiene derecho a prestaciones sociales de todo tipo. En estas condiciones ¿nos van a pagar las pensiones los inmigrantes? Difícilmente, primero porque son un porcentaje muy bajo de los cotizantes, segundo porque cotizan muy poco y tercero porque ellos mismos no tienen ninguna intención de hacerlo. Lógicamente, los únicos ancianos que les importan a los inmigrantes son sus padres y sus abuelos que están en sus países de origen. Los ancianos españoles les tienen sin cuidado. Y si se nos responde que hay mujeres inmigrantes que cuidan a ancianos españoles es simplemente porque cobran por hacerlo y porque, al igual que en otros casos, al cobrar menos han desplazado a las cuidadoras españolas.

¿Crece la economía gracias a los inmigrantes, como nos han repetido millones de veces socialistas y liberales? También difícilmente, si la economía crece “gracias a los inmigrantes” ¿por qué no crece ahora?¿acaso los inmigrantes no siguen estando aquí? Pues porque la inmigración no tenía nada que ver. El crecimiento se produjo por una burbuja inmobiliaria basada en el crédito fácil y en el endeudamiento privado masivo. Y ni siquiera eso, ya que el crecimiento era en cifras absolutas, pero en la cifra que realmente cuenta, es decir, el crecimiento del PIB por persona respecto al resto de la UE, hemos bajado. Por no hablar de que los salarios reales han bajado casi un 6% desde que empezó la entrada masiva de inmigrantes. La inmigración fue una consecuencia del crecimiento, no una causa. Y cuando reventó la burbuja, todo se hundió. Aparte del continuo insulto y desprecio de socialistas y liberales hacia los trabajadores españoles, como si éstos no se hubieran estado levantando a las siete y a las seis de la mañana todos los días para trabajar. Pero nada, para todos, políticos, periodistas, economistas…la economía crecía gracias a los inmigrantes que trabajaban donde esos españoles vagos no querían.

¿Y ahora qué? La inmigración masiva ha sido un desastre. En un momento en el que la economía española necesitaba reconvertirse hacia otro modelo basado en mayor productividad, mayor tecnología y mayores salarios, la inmigración masiva supuso un freno para conseguir este objetivo, ya que la presencia de mano de obra abundante y barata no dio a los empresarios ni a los políticos los incentivos para llevar a cabo ese cambio de modelo. La inmigración masiva ha perpetuado un modelo de economía tercermundista que nos va a mantener en crisis durante mucho tiempo si no actuamos. Y aún peor, ese brutal aumento de la población supuso la obligación de construir infinidad de nuevas infraestructuras (más colegios, más institutos, más hospitales, más cárceles, más viviendas de protección oficial, más de todo) y contratar más empleados públicos para una población adicional de siete millones de personas. Y ahora nos encontramos con que no hay dinero para pagar todo eso.

Por todo eso, hay que devolver a sus países de origen como mínimo a dos o tres millones de extranjeros (empezando por ilegales y parados). La consecuencia será una inmediata bajada del paro, una subida de los salarios, menos carga para las cuentas públicas y forzar a los poderes públicos a que inicien el necesario cambio de modelo productivo.

No sólo en la economía, en otros aspectos la inmigración masiva ha sido un desastre: aumento de la delincuencia, aparición de fenómenos inexistentes en España como las bandas latinas, el vudú, la ablación del clítoris y el integrismo islámico, así como de enfermedades ya erradicadas, aumento de los malos tratos (casi la mitad de los cuales son protagonizados por extranjeros, datos ocultado sistemáticamente por la prensa) aumento del número de abortos, precariedad laboral, destrucción aún mayor de nuestro sistema educativo y lo peor de todo, confiar nuestra demografía a la inmigración. Si le cerramos las puertas a la inmigración, los políticos se verán obligados a ayudar a los jóvenes españoles para que tengan más hijos.
Por todo esto, la inmigración masiva e ilegal, ha sido, y sigue siendo, un auténtico desastre nacional en España.

Imagen

No hay comentarios:

Publicar un comentario